Reina de Otros Mundos.1

Es el cumpleaños de la reina madre, es un día glorioso que festejan todos con gran ilusión porque la reina, es el gobernante más justo y benévolo que les ha regido en generaciones. Los preparativos ya están ultimados, las calles lucen las flores más rojas y embriagadoras de la comarca, las puertas están abiertas para todos, incluso cualquier extranjero es bienvenido.
A pesar de no haber amanecido los príncipes llevan varias horas despiertos, desean que todo esté perfecto para la celebración, para honrar a su amada madre. Los comensales representantes de otros reinos comienzan hacer acto de presencia con los más sofisticados presentes. El sonido clarines y del arpa los recibe, sirvientes recogen sus equipajes guiándoles hasta sus aposentos. Todo perfecto a no ser porque, por palacio, se desenvuelve un rumor: la reina esta distinta, se comporta de una forma un tanto extraña, que desconcierta a sus vasallos. Algo le ha hecho malhumorarse y por primera vez se comporta como una arpía. La ayudante de cámara recurre a su hija, la princesa Yun, para que interceda por ella ya que su madre le ha echado de la alcoba negándose a vestir para el banquete. La princesa ríe piensa que exagera, y que seguramente será ella quien hoy se levantó muy susceptible, pero mientras sube a la segunda planta escucha la voz de la reina gritando en un tono hiriente. Se alarma y se apresura a reconfortar a su madre. Frente a ella un escalofrío se apodera de su cuerpo, su amada madre, le resulta extraña, su mirada es gélida y dañina ocultando la calidez de sus ojos ambarinos.